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Descubrir la forja

MÓN DE LA FORJA

DESCUBRIR LA FORJA

…La forja es actualmente una artesania que no tiene demanda para fines prácticos. Gran parte de lo que hacía el herrero en el pasado con fines puramente utilitarios, ahora se puede hacer con mucha mayor eficiencia gracias a otros medios.

De todas formas, todavía existe la necesidad de un producto unitario, que pueda ser mejor hecho por la forja, y donde todavía hay sitio para el artesano forjador que pueda crear obras de hierro forjado que no puedan ser emuladas por ningún otro medio.

Los oficios de hierro y fuego abrazaban además el propio de herrero, otras especialidades como el herrador o manescal, el forjador (utiliza la forja del metal al fuego y de sus manos surgen cremales o calemásticos, veletas, traspiés, teiers y luces de gancho…), el cerrajero o cerrajero (hace cerraduras, cerrojos, baldas y otros objetos de hierro como rejas, lagartos, pomos, balcones, bisagras, picaportes…)  el herrero de obra negra o de corte (fabrica herramientas de corte y utillaje agrícola), el cuchillo, el daguer o espacero (forja, adoba o vende cuchillos, dagas o espadas), el clavetero (fabrica llaves), el picador de limón (trempa y efectúa las pasadas abrasivas de las limas)…

La herrería es el obrador del herrero. Por la importancia del oficio como auxiliar de las más diversas actividades, las herrerías habían sido tradicionalmente un importante centro de reunión. En Cataluña, las primeras referencias documentales a artesanos que trabajan el hierro las encontramos en el siglo IX relacionadas con las fraguas pirenaicas, a pesar del trabajo del hierro se remonta a períodos mucho más antiguos.

Los óxidos de hierro, a pesar de ser muy abundantes en la naturaleza, necesitan para obtener hierro un alto grado de desarrollo de la tecnología de los hornos. Por eso fueron los últimos en incorporarse a la metalurgia.

Los primeros hornos de extraer hierro eran similares a los primitivos del cobre. La temperatura en la cámara de combustión, en la que se mezclaba el mineral y el carbón vegetal, se aproximaba a los 1.200º que es el límite que se puede alcanzar con la utilización del carbón de leña o vegetal con el soporte de ventilación o introducción de aire a presión en la cámara con fuelles y toberas.

El hierro resultante era un hierro dulce, en estado sólido ya que el hierro se funde a 1536º, con una gran cantidad de escoria, que se depuraba posteriormente con la forja en caliente hasta conseguir un lingote de hierro, una especie de pasta.

Aquí intervenían los herreros, que con el martilleo y las aplicaciones de temperatura del hierro virgen o dulce, relativamente blando y deformable, llegaban a obtener un hierro duro y flexible.

El hierro virgen aplicado a la hornal toma carbono de las brasas, convirtiéndose en un acero. Si el acero forjado en el rojo se deja enfriar a temperatura ambiente es el acero normalizado; al enfriarse se ha formado la perlita, un componente que le dota de dureza.

En cambio si ha sido calentado hasta 900º -rojo cereza- y se enfría bruscamente en agua, se forma martensita, que le confiere dureza y elasticidad, obteniendo el acero templado, un acero pero con cierta frágilidad. Para superar la fragilidad y alcanzar un acero duro, tenaz y resistente es necesario recalentar la pieza en el rojo naciente y dejarla enfriar lentamente a temperatura ambiente, y obtenemos acero revenido.

Este proceso de dominio del hierro fue lento y progresivo. La utilización del acero templado no fue común hasta la Edad Media. Los instrumentos cortantes o contundentes (cuchillos, tijeras, espadas…) se hacían forjando una barra de hierro dulce a base de yunque y martillo, calentando el hierro poco a poco. Hasta finales de la Edad Media no se introdujo el horno siderúrgico que permitía fundir el hierro y obtener objetos de hierro fundido.

El herrero debe saber el punto en que el hierro empieza a enfriarse para volverlo a llevar a la hornal a caldear, y debe saber dar los golpes justos y precisos en el metal puesto sobre el yunque, y saber utilizar las tenazas para estirarlo o retorcerlo y utilizar el cortante para cortarlo y la lima para rebajarlo, para después, con el punzón de picos o con el pincho cortante y con el cincel, ir trazando dibujos teniendo la pieza sujeta en el tornillo. Y todavía tiene que saber manejar la sierra y el taladro de boquilla y la tribanella o barrena que sirve para agujerear. Y debe saber manejar las tijeras cuando se cuestión de cortar hierros de poco grosor.

Una de las técnicas básicas del herrero y que le califica como un buen profesional es saber soldar. Por eso hay que calentar los dos extremos de una barra hasta que estén al rojo vivo y arrojen chispas; después se martillean los extremos con rapidez y fuerza. Si no se consigue calentar los extremos adecuadamente éstos no se soldarán y unirán correctamente; en cambio si se calientan demasiado únicamente conseguiremos quemarlos.

El oficio de herrero formaba parte de la cofradía san Eloi o de los elois, que reunía diferentes oficios especializados en el trabajo del hierro, llamados también oficios de fuego.

Y ya se sabe cómo dice el refrán, oficio de fuego, mucho trabajo y ganancia poco o aquellos otros que dicen, oficio de fuego, trabajo de búho; sale lo que sale y el fuego hace lo que quiere.

Text: festesdecatalunya.cat

La forja está todavía presente en muchos puntos de nuestro país. En el menú forjadores  puede consultar el listado de algunos forjadores activos actualmente en toda Cataluña.