Pla Montferrer, Enric

La vida me ha llevado a ser escultor y forjador desde que un buen día me dejé cautivar por el fuego y la materia. Entonces me di cuenta de que a través de la escultura podría expresar mis sentimientos, mis emociones y sensaciones. Pero sobre todo, este maravilloso oficio me regala el placer de crear formas, texturas y colores, dibujar al aire y dar ligereza a unos materiales que pueden ser fríos y pesados ​​como el hierro y el acero. Todo ello buscando un diálogo con otros materiales, y buscando siempre la belleza, sensualidad o provocación en mis obras.

Hoy, después del paso del tiempo, puedo afirmar que en mi obra es un pequeño universo rebosante de piezas sinuosas y poéticas, que quiero que lleguen a todos ya todas partes. Aneo que la gente interactúe con ellas y se las haga suyas. Como decía mi amigo Miquel Martí i Pol, cuando un poema se publicaba, pasaba a ser de todos. Si mis obras dicen algo a la gente, positivo o negativo, pero no les deja indiferentes, creo que ya están transmitiendo algo mío.

La escuela de Arte de Vic fue donde descubrí el fuego y su magia encantadora. Allí orienté mi arte hacia la forja artística, y es donde aprendí a dominar un oficio y unas técnicas que resultarían imprescindibles para convertirme en un escultor. Una vez tuve base teórica y práctica suficiente, seguí mi aprendizaje junto al escultor Josep Plandiura, en el Centro Internacional de Arte e Investigación de “La Rectoría” de San Pedro de Vilamajor (Vallès Oriental). Con él colaboré trabajando especialmente con esculturas de gran formato, y aprendí a dominar el espacio, las nuevas técnicas y los nuevos lenguajes que requiere este gran formato, creando obras monumentales para todo tipo de espacios públicos y privados .